VIRUS DE LA HEPATITIS D


VIRUS DE LA HEPATITIS D


El virus de la hepatitis D es tal vez el más singular de todos los virus de hepatitis y también el más virulento. Como virus, es defectuoso. El virus de la hepatitis D (VHD) no puede multiplicarse e infectar a alguien a menos que la persona ya esté infectada con el virus de la hepatitis B (VHB). El virus de la hepatitis D necesita el recubrimiento externo del virus de la hepatitis B—llamado el antígeno de superficie—con el fin de multiplicarse en un hospedero humano. tomado de: http://www.pkids.org/files/pdf/Spa_phrhdv.pdf

A imagen tomada de
 http://www.aids.gov.br/es/node/46129

Las infecciones por el virus de la hepatitis D (VHD) solo ocurren en las personas infectadas con el VHB; la infección simultánea por ambos virus puede causar una afección más grave y tener un desenlace peor. Hay vacunas seguras y eficaces contra la hepatitis B que brindan protección contra la infección por el VHD.





El Dr. Mario Rizzetto, de Italia, identificó el virus la hepatitis D en 1977. Examinaba células hepáticas de pacientes con infección crónica por VHB cuando observó un nuevo antígeno (una sustancia extraña nociva) que no era uno de los tres principales antígenos del VHB, que son el de superficie, el central y el antígeno e.
Existen dos tipos de infección por VHD, infección concurrente y sobreinfección:
 • La infección concurrente ocurre cuando un paciente está infectado simultáneamente por VHD y VHB. La mayoría de estos pacientes se recuperan por completo pero hay una mayor tasa de insuficiencia hepática fulminante y muerte, que con la infección VHB sola. 
• La sobreinfección ocurre cuando un paciente con una infección crónica por VHB ya existente es infectado por VHD. Estos pacientes por lo general experimentan un empeoramiento repentino de la enfermedad hepática. La tasa de cirrosis y enfermedad hepática terminal es muy alta en pacientes con hepatitis B que resultan con infección crónica por VHD, lo que convierte a esta sobreinfección en una enfermedad muy peligrosa.
 tomado de: http://www.pkids.org/files/pdf/Spa_phrhdv.pdf


imagen tomada de
 http://www.geosalud.com/enfermedades_infecciosas
/hepatitis_d.htm
La infección crónica por VHD produce daño hepático citopático directo en la etapa aguda y daño inmuno-mediado en la etapa crónica. Este daño se asocia al desarrollo de cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular. Si bien su evolución en general es más rápida y el riesgo de carcinoma hepatocelular es mayor que en la hepatitis B crónica, se han descrito portadores crónicos de hepatitis D sin gran daño hepático. Está bastante bien descrito que un grupo de pacientes con hepatitis D puede evolucionar rápidamente hacia cirrosis hepática en pocos años, pero subsecuentemente la replicación viral disminuye, manteniéndose compensados por períodos prolongados.

La persistencia de niveles elevados de transaminasas durante más de seis meses acompañados de marcadores en sangre de infección por el VHD, lesiones compatibles en la biopsia hepática o ambos.


Transmisión 

Se transmite por vía sanguínea con el pinchazo con jeringas que han sido utilizadas por personas infectadas (tatuajes, acupuntura, consumo de drogas …), por el hecho de compartir objetos de higiene personal como cepillos de dientes, maquinillas de afeitar, o en transfusiones sanguíneas,lo cual actualmente es imposible ya que los hemoderivados están controlados. La transmisión por vía sexual es mucho menos frecuente, al igual que la transmisión perinatal(madre a hijo), pero pueden darse. Por lo tanto, los pacientes con más riesgo de contraer la hepatitis delta son los usuarios de drogas intravenosas y los politransfundidos como es el caso de los pacientes con hemofilia. En los últimos años se ha observado una disminución de los casos de hepatitis delta debido a los controles rigurosos de los hemoderivados que se transfunden, al descenso del número de adictos a drogas intravenosas y en general a la mejoría de las condiciones higiénico-sanitarias.


imagen tomada de http://www.gastromed.com.sg/articles.html

Diagnóstico

imagen tomada de
http://www.keyword-suggestions.com
/aGVwYXRpdGlzICBk/
se realiza con un análisis de sangre en el que el se determina la presencia de infección por VHB (definida por la positividad del antígeno de superficie) y de anticuerpos antidelta. La replicación activa del VHD puede determinarse por técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). En algún caso el especialista puede proponer adicionalmente la realización de una biopsia hepática (examen microscópico de un fragmento de hígado que se obtiene mediante punción).




Tratamiento
Hoy en día el único tratamiento aprobado para la hepatitis delta es el interferón alfa, aunque muy rara vez es capaz de erradicar la infección y es frecuente que aparezcan recaídas al suspender el tratamiento. Sin embargo, la lesión hepática puede mejorar y favorecer una mejor evolución de la enfermedad. La dosis de interferón utilizada es la de 9 millones de unidades tres veces por semana al menos durante un año. En la actualidad se están realizando estudios con interferón pegilado, que tiene mayor eficacia y se administra una única vez por semana. Durante el tratamiento pueden aparecer efectos secundarios como un cuadro gripal, alteración del estado de ánimo, disminución del número de leucocitos y plaquetas, insomnio, dolores musculares, etc.
imagen tomada de: http://es.slideshare.net/IlovetoJesus/hepatitis-d-50579201
Existen estudios en fase dos con un inhibidor oral de la transferasa de farnesil, una enzima implicada en la modificación de proteínas mediante un proceso llamado prenilación. El VHD utiliza este proceso de célula anfitriona dentro de las células del hígado para completar un paso clave en su ciclo de vida. Este fármaco inhibe el paso de prenilación de la replicación del VHD dentro de las células hepáticas y bloquea el ciclo de vida del virus en la fase de ensamblaje.

El trasplante hepático puede ser necesario en casos de insuficiencia hepática aguda o en pacientes con cirrosis muy avanzada que han experimentado descompensaciones.